Cambio climático y cáncer de piel


Dra. Conchita Ros

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Es una realidad que el clima global está cambiando. Ante esta amenaza, debemos responder sin demora, de forma firme y contundente. El cambio climático es el resultado de las actividades humanas que llevan al acúmulo de gases de efecto invernadero en la atmósfera, responsables del calentamiento del planeta en más de medio grado Celsius. Como consecuencia, se espera que la temperatura aumente entre 1,5° y 4,5 ° C en las próximas décadas. Si la emisión de estos gases sigue aumentando, serán nuestras necesidades más básicas las más amenazadas. Nos referimos a su repercusión en el suministro de agua y la producción de alimentos, sin olvidar el impacto en la salud y medio ambiente.

Se prevén cambios climáticos extremos, días más calurosos (aumentos de la temperatura de 4°C comprometerán seriamente la producción alimenticia mundial). La fusión de los glaciares aumentará el peligro de inundaciones y disminuirá el suministro de agua. Se esperan más episodios de precipitaciones extremas, aumentos de vientos y ciclones tropicales. El cambio climático incrementaría la mortalidad y la morbilidad asociadas al calor y reduciría la mortalidad asociada al frío en los países templados. Las elevadas temperaturas favorecerán la reproducción de mosquitos vectores responsables de la propagación de la malaria y enfermedades víricas como el dengue y la fiebre amarilla. Tanto la sequía como las inundaciones aumentarán el riesgo de enfermedades diarreicas. Asistiremos a la extinción de numerosas especies de plantas y animales y se elevará el número de muertes por desnutrición.

Estas consecuencias no se distribuirán de forma equitativa, siendo los países más pobres quienes las sufrirán más intensamente por su mayor vulnerabilidad económica, por carecer de un sistema de salud adecuado y por ser regiones ya de por sí más cálidas, con una mayor variación en su pluviosidad.

Efectos en la piel

La Academia española de Dermatología y Venereología alerta sobre los efectos del cambio climático en la piel.

La predisposición al cáncer de piel es en parte genética (las más expuestas son las personas de piel blanca). Sabemos que la incidencia del cáncer de piel (carcinomas basocelulares, carcinomas epidermoides y melanoma) está aumentando debido entre otros al cambio de nuestros hábitos de vida, como la incorporación de actividades al aire libre y el abuso de sistemas de bronceado sin adoptarse las medidas de protección adecuadas.

El calentamiento global y la reducción de la capa de ozono también están directamente ligados al incremento del cáncer de piel. El ozono que contiene la estratosfera absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta procedente del sol, en particular la radiación ultravioleta de menor longitud de onda, que es la más nociva. Se calcula que la concentración anual media de ozono ha descendido aproximadamente un 4% por década, algo más en Argentina y Australia por su proximidad al agujero de ozono. Aumentarán los días de sol y crecerá el número de horas de exposición a la radiación, el agente cancerígeno más conocido en la actualidad. Clásicamente se han considerado a los rayos UVB como los más dañinos ya que los UVC son filtrados por la capa de ozono. En la actualidad, la reducción de la capa de ozono hace que disminuya la filtración de los rayos UVC, los más cancerígenos de por sí.

Efectos cutáneos de la radiación solar ultravioleta:

  • Melanoma maligno.
  • Cáncer de piel no melanocítico: carcinoma basocelular y epidermoide.
  • Quemaduras solares.
  • Dermatosis solar crónica.
  • Fotodermatosis.

Recomendaciones

Algunas de las actuaciones recomendadas por la AEDV en este sentido son:

  • Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (entre las doce y las cuatro de la tarde).
  • Utilizar barreras físicas para que el sol no llegue a la piel (sombreros, camisetas).
  • Aplicar en la piel fotoprotectores con filtros de protección UVA y UVB.
  • Usar gafas de sol que absorban el 100% de los rayos UVA.
  • Adecuar las medidas al lugar donde uno se encuentre (montaña, playa).
  • Beber agua para evitar la deshidratación.
  • Protegerse en días nublados.

Quiero pensar que entramos en una etapa esperanzadora. Que seamos realistas no debe de servir para ver el futuro con pesimismo, sino para implicarnos en el día a día de la recuperación de nuestro planeta. La reducción de los efectos adversos del cambio climático en materia de salud implica a los gobiernos, la sociedad y los individuos, y exige cambios tecnológicos y de comportamiento. Reducir el consumo de petróleo, recuperar la calidad del agua marina, medidas como la reforestación, promocionar modalidades agrícolas sostenibles, apostar por energías renovables e incluir hábitos cotidianos como reciclar y fotoprotección constituyen los compromisos más inmediatos según los expertos para luchar contra el cambio climático y prevenir enfermedades de piel.

Gases de efecto invernadero:

  • Dióxido de carbono.
  • Metano.
  • Óxido nitroso.
  • Hidrofluorocarbonos.
  • Perfluorocarbonos.
  • Hexafluoruro de azufre.

Fuentes:

Energía:

Quema de combustible:

  • Industrias de energía
  • Industria manufacturera y construcción
  • Transporte y otros

Emisiones fugitivas de combustibles:

  • Combustibles sólidos
  • Petróleo y gas natura

Procesos industriales:

  • Productos minerales
  • Industria química
  • Producción de metales y otros

Utilización de disolventes y otros productos

Agricultura:

  • Fermentación entérica
  • Aprovechamiento del estiércol
  • Cultivo del arroz
  • Suelos agrícolas
  • Quema prescrita de sabanas
  • Quema en el campo de residuos agrícolas