Drogodependencias: concepto, epidemiología e intervención


Adolfo Navascués Navascués. Psicólogo Clínico. Centro de Salud Mental de Tudela. David Calvo Medel. Psiquiatra del Centro de Salud Mental de Tudela

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Según la OMS el concepto de droga de abuso es aquella de uso no médico con efectos psicoactivos y susceptibles de ser autoadministradas. Una definición más operativa sería: aquella sustancia psicoactiva con acción reforzadora positiva que induce a su autoadministración, siendo capaz de generar dependencia física, psicológica o ambas con el consiguiente cambio en el comportamiento y que en muchos casos puede llegar a producir un grave deterioro psicoorgánico y de conducta social.

Clasificación

Existen diversas clasificaciones de las drogas: a) la clasificación política las divide en blandas y duras, b) la clasificación sociológica distingue entre drogas institucionalizadas o legales y no institucionalizadas o ilegales, c) la clasificación farmacológica distingue entre depresores del SNC, estimulantes del SNC y alucinógenos y psicomiméticos.

Conceptos básicos en drogodependencias

Dependencia fisiológica o neuroadaptación. Se define por la necesidad de mantener una cantidad de sustancia determinada en el organismo para seguir funcionando con normalidad. Tiene dos componentes:

Tolerancia, que es la necesidad de cantidad de sustancia progresivamente mayor para conseguir los mismos efectos.

Abstinencia, es la aparición de un síndrome característico para cada sustancia al suprimir su administración.

Dependencia psicológica. Consiste en el deseo irrefrenable de autoadministrarse repetidamente una sustancia con el fin de conseguir sus efectos agradables o de evitar el malestar psíquico que produce la abstinencia.

Formas de consumo

Desde una perspectiva sociosanitaria la OMS establece cuatro formas de consumo:

Uso: se trata del consumo ocasional

Hábito o acostumbramiento: el consumo adquiere cierta regularidad por haberse desarrollado cierta adaptación a sus efectos. Existe algún grado de dependencia psíquica, aunque no hay tolerancia marcada ni trastornos conductuales.

Abuso: aquel consumo que comporta un uso inadecuado por su cantidad, el tiempo empleado o las condiciones peligrosas en que se produce.

Dependencia de sustancias: la OMS la define como un síndrome caracterizado por un esquema de comportamiento en el que se establece una gran prioridad para el uso de la sustancia frente a otros comportamientos más importantes.

Aspectos epidemiológicos

Las drogas con mayor prevalencia de consumo, son el alcohol (77,6%), el tabaco (40,2%) y los hipnosedantes (12,0%), seguidos del cannabis (9,5%) y la cocaína (2,0%). Disminuye levemente el consumo de la mayoría de las drogas y aumenta ligeramente el consumo de cannabis y alucinógenos. Se consolida el policonsumo, donde el alcohol juega un papel predominante. El consumo intensivo de alcohol, borracheras y binge drinking, a pesar de presentar una tendencia global descendente, continúa con prevalencias elevadas. El 32,2% de los jóvenes de 14-18 años ha hecho binge drinking en el último mes.

Se estima que 53.700 personas de 14 a 18 años hacen un consumo problemático de cannabis, lo que representa el 2,5% de ese rango de edad. La población estimada de 15 a 64 años que en 2015 ha mostrado este patrón de consumo es de 558.549 personas, mayoritariamente hombres.

El 44,8% de los que conforman el colectivo de personas con patología de juego, afirma haber comenzado antes de la mayoría de edad su participación en los juegos de azar. Tienen una posible adicción a internet: 277.053 estudiantes. El 10% de los estudiantes juega dinero en internet.

El consumo de heroína está estabilizado: en 2015 un 0,6% de la población la ha probado alguna vez en la vida y un 0,1% en el último año. La edad media de inicio es de 22,2 años.

Causas y factores de riesgo

Hay tres tipos de factores de riesgo: los derivados de la propia sustancia, los factores inherentes a la persona y los factores ambientales o del entorno. Cualquiera de ellos puede ser un factor de riesgo o un factor protector dependiendo cómo actúe sobre la persona, además pueden actuar tanto en el inicio como en el mantenimiento de la conducta adictiva.

De la sustancia hay que tener en cuenta su potencial adictivo, su disponibilidad, su coste, el grado de pureza, la potencia farmacológica y su farmacocinética.

De la persona influyen los factores biológicos como la edad, el sexo y la genética, factores psicológicos como la adolescencia y la coexistencia o no de trastornos de personalidad o psicológicos en general y factores motivacionales individuales como las motivaciones personales en el inicio y mantenimiento del consumo de drogas.

Del entorno se encuentran factores microsociales como la familia, la escuela, los amigos y la propia situación en la que se consume y factores macrosociales como la cultura, el lugar de residencia y el desarrollo tecnológico.

Tendencias y perfil de los consumidores

Se constata en los últimos años el fenómeno del policonsumo. Alcohol y tabaco son las drogas más extendidas. El primero se consume más ahora por jóvenes durante los fines de semana ligado a la diversión y se utiliza frecuentemente con otras drogas. Hay un aumento del consumo de psicoestimulantes y han irrumpido con gran fuerza las denominadas drogas de síntesis. El consumo de heroína se ha estabilizado o ha descendido evolucionando hacia un mayor uso de la vía no parenteral. Empero, sigue siendo la heroína la que provoca la mayoría de los problemas graves relacionados con las drogas. Se detecta un claro aumento de cocaína y de las personas admitidas a tratamiento por esta sustancia. El abuso de benzodiacepinas provoca también graves problemas sanitarios, teniendo en muchas ocasiones un origen iatrogénico.

Intervención terapéutica en drogodependencias

En los años 80 la preocupación por la problemática ligada al consumo de drogas adquiere gran protagonismo entre la población general. Como consecuencia de ello se crea el plan nacional sobre drogas como estrategia principal para combatir el problema. En los 90 tras unos años de experiencia hay un replanteamiento de objetivos ya que se produce la epidemia de VIH, gran incidencia de otras patologías, el fracaso de los programas libres de drogas y la evidencia de que muchos consumidores no llegan a los servicios especializados. Se comienzan a perseguir objetivos menos exigentes y aparecen los programas dirigidos a la reducción de riesgos y daños.

Programas de intervención

Entre los programas de intervención que se ofertan en la actualidad están:

Los programas libres de drogas por ser de alta exigencia y por perseguir el abandono del consumo desde el principio.

Programas de mantenimiento con metadona. Se utiliza la metadona por vía oral como sustituto de la heroína. Esto pretende reducir comportamientos de riesgo que pudieran llevar a la infección de VIH y de otras enfermedades asociadas al consumo, así como reducir la mortalidad y la criminalidad.

Programas de atención básica. Intentan proporcionar atención a los drogodependientes que no están interesados o no pueden abandonar el consumo de drogas, minimizando los daños asociados al mismo y fomentando el acceso a los recursos normalizados.

Programas de calle. Dirigidos a la población usuaria de drogas que no acuden a los servicios de atención especializada, no esperando a que estas personas acudan a tratamiento sino saliendo a su encuentro.