El síndrome de déficit de testosterona


Jorge Aranda Lozano y Rocío Sierra Labarta. Especialistas de Urología del Hospital Reina Sofía de Tudela

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La testosterona es una hormona esteroidea sexual producida principalmente en los testículos del hombre y en menor cantidad en los ovarios de la mujer, y en las glándulas suprarrenales. Es la hormona sexual principal masculina y un esteroide anabólico.

En los hombres, la testosterona juega un papel clave en el desarrollo de los tejidos reproductivos masculinos, en la promoción de los caracteres sexuales secundarios y en el incremento de la masa muscular y ósea y crecimiento del pelo corporal. Además, la testosterona es esencial para la salud y el bienestar como también para la prevención de la osteoporosis.

Definición

El Síndrome de Déficit de Testosterona (SDT) también conocido como Hipogonadismo del adulto, es un síndrome clínico y bioquímico caracterizado por la presencia de unos síntomas típicos consecuencia de la disminución en sangre de la testosterona. Este síndrome ocasiona un deterioro de la calidad de vida de los pacientes. Se asocia en gran porcentaje al Síndrome Metabólico caracterizado por la presencia de obesidad, hipertensión arterial, diabetes y dislipemia.
El SDT está presente hasta en un 7% de los varones por debajo de los 60 años pero esta cifra se eleva hasta el 20% cuando el hombre supera la sexta década de la vida.
Síntomas
El cuadro se inicia de forma insidiosa y progresiva. Los principales síntomas que componen éste síndrome son:
• Disfunción sexual: falta de apetito sexual, disfunción eréctil.
• Alteraciones del comportamiento: apatía, tendencia a la depresión, irritabilidad, cambios de humor, deterioro cognitivo, cansancio.
• Alteraciones del sueño, sudoración excesiva y sofocos.
• Cambios físicos: disminución de la masa y fuerza muscular, aumento de grasa abdominal, disminución del vello y barba, disminución de la densidad ósea (osteopenia y osteoporosis).
• Asociación con Síndrome Metabólico (Hipertensión + Diabetes + Dislipemia + Obesidad).

¿Por qué se produce?

Consecuencia del envejecimiento se produce una disminución de la liberación de testosterona y alteración de la liberación de otras hormonas causando la mayoría de los síntomas anteriormente descritos.
• Disminución de la Testosterona (tanto en su fracción libre como la total unida a Albumina y SHBG). Esta disminución de la testosterona, da lugar a la disfunción sexual del varón.
• Aumento de la SHBG (Sex Hormone Binding Globulin); se trata de una hormona transportadora de la molécula de la testosterona. Con la edad, aumenta su liberación de la SHBG, lo que es interpretado por el organismo como que hay niveles elevados de testosterona (cuando solo está elevada la SHBG) y se deja de producir testosterona, y en consecuencia disfunción sexual.
• Disminución de la GH (Hormona de Crecimiento) y de la IGF-1. Esto produce alteración en la masa muscular del varón, alteración ósea, alteración de la distribución de vello corporal.
• Aumento de la Leptina hormona implicada en la obesidad.
• Disminución de la melatonina: origina alteraciones del sueño, alteraciones del comportamiento, apatía, cansancio.

Diagnóstico y evaluación

• Debe sospecharse en todo varón con edad en torno a los 50-60 años con los síntomas antes descritos (disfunción sexual, síndrome metabólico, pérdida de vello corporal).
• Determinación de los niveles hormonales: Testosterona libre y total. En más de un 30% de los casos puede encontrarse los niveles de testosterona dentro del rango de la normalidad pero con la hormona SHBG elevada.
• Si existen dudas, determinación de LH. Si la LH se encuentra disminuida puede tratarse de un hipogonadismo hipogonadotropo pudiéndose tratar de una alteración hipofisaria, en cuyo caso se recomienda completar el estudio determinando los niveles de prolactina, FSH (hormona folículo estimulante) y TSH (hormona tiro estimulante).

¿Qué pacientes deben iniciar tratamiento?

En pacientes que presenten manifestaciones de SDT y exista un diagnóstico bioquímico de testosterona disminuida, hay que comenzar con tratamiento sustitutivo. También puede iniciarse el tratamiento si hay síntomas evidentes pero no existe una clara alteración bioquímica.
Son contraindicación absolutas de iniciar tratamiento sustitutivo con testosterona el cáncer de próstata y de mama. Y contraindicación relativa pacientes que presenten una insuficiencia cardiaca severa, síndrome de apnea del sueño, síndrome prostático severo, policitemias u otras alteraciones sanguíneas de hipercoagulabilidad.
Antes de iniciar el tratamiento, se debe realizar un tacto rectal en consultas y determinar el nivel de PSA (Antígeno Prostático Específico) para descartar un cáncer de próstata. Es recomendable a partir de los 45 años la monitorización de los niveles de PSA durante el tratamiento para controlar la aparición de un cáncer prostático.

¿En que consiste el tratamiento?

El tratamiento de los pacientes con SDT consiste en la administración de testosterona. Existen 2 vías de administración:
• La transdérmica mediante geles (que se aplican diariamente) o mediante parches (que se aplican sobre la piel cada 48 horas).
• La intramuscular: consiste en la aplicación de una inyección intramuscular cada 6 semanas las primeras y sucesivas se espacian cada 8-12 semanas según los niveles bioquímicos de testosterona.
Sea cual sea la vía de administración elegida, debe durar al menos 6 meses. A los 14-21 días de iniciar el tratamiento se deben determinar los niveles de testosterona, pudiéndose subir la dosis (en gel o parches) o disminuir el intervalo de tiempo entre inyección e inyección (vía intramuscular) si no existen unos niveles óptimos de testosterona.
En ocasiones, el tratamiento con testosterona no basta por si solo para restaurar la función eréctil, siendo preciso asociar fármacos inhibidores de la Fosfodiesterasa 5 (IPD-5).

¿Qué efectos adversos puede tener el tratamiento?

• Aumento del PSA, empeoramiento de los síntomas obstructivos de próstata o la activación de un cáncer de próstata oculto.
• Agresividad, alteraciones del comportamiento, apnea de sueño.
• Agravamiento de insuficiencias cardiacas, renales o hepáticas previas al tratamiento.
• Alteraciones de hipercoagulabilidad, hiperglucemia o hipercalcemia.

Es recomendable durante el tratamiento, seguimiento periódico en consultas de urología cada 3-6 meses para ir controlando los niveles de testosterona, PSA y hemograma más bioquímica sanguínea. Debemos además, vigilar la presencia de los posibles efectos adversos.
La mejoría de los síntomas suele se progresiva y patente a partir del tercer mes de tratamiento.