Experiencias grupales en psiquiatría


Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. Yolanda de Juan Ladrón. FEA Psicología Clínica. Alfonso Pérez Poza. FEA Psiquiatría. María Victoria Santa Eulalia Gonzalvo. Enfermera especialista en Salud Mental. María Elena Ripol Muñoz. Terapeuta Ocupacional

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Las problemas de las Unidades de agudos en cuanto a las intervenciones psicoterapéuticas grupales, según la mayoría de los autores que han tratado este tema, vienen derivados por los tiempos de estancia, cada vez más breves y el alto grado de rotación de pacientes con una gran diversidad de patologías de considerable gravedad.

Esto determina la existencia de una marco extremadamente fluctuante y variable que imposibilita las enfoques psicoterapéuticos habituales, resultando imprescindible modificar las técnicas generales de psicoterapia de grupo para adaptarlas a una situación muy concreta como son los grupos con pacientes agudos internos.

Experiencias grupales en la planta de agudos del Hospital Universitario Miguel Servet

Presentamos en este artículo la experiencia grupal que se ha llevado a cabo durante 6 años (desde mayo del 2008 hasta marzo del 2014) en la Unidad de Hospitalización de Corta Estancia de Psiquiatría del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. Esta iniciativa surgió como manera de dar respuesta a algunas de las necesidades observadas en los pacientes ingresados, y fue puesta en marcha por una Psicóloga clínica del Servicio de Psiquiatría de dicho Hospital en estrecha colaboración con los residentes de Psicología Clínica que fueron rotando por dicha Unidad.
Siguiendo a Yalom (1996) el terapeuta que vaya a iniciar un grupo de terapia en este contexto debería seguir tres pasos: Evaluar la situación clínica, formular objetivos específicos y modificar la técnica tradicional.
El trabajo del psicoterapeuta que esté diseñando un grupo de pacientes internos comienza por organizar una campaña a fin de conseguir las mejores condiciones posibles, tratando de contar con el apoyo del personal de la Unidad para asegurarse de que la terapia de grupo constituya una parte integral del programa. No hay que perder tampoco de vista que el entorno de la unidad es un factor que también influye en la terapia con los pacientes, ocurriendo procesos paralelos a través de todo el sistema, así el estrés que pudiera existir en el seno de la unidad repercutirá en el grupo y viceversa, viéndose el mismo grupo favorecido por la existencia de un ambiente de trabajo sano.
Con el objeto de crear una experiencia lo más constructiva posible y positiva, el terapeuta debe reducir al mínimo el conflicto y subrayar el apoyo, siendo capaz de ofrecerlo rápida y directamente. Reconociendo abiertamente los puntos fuertes y contribuciones positivas de cada paciente.
Centrarse en “el aquí y ahora” puede ayudar a los pacientes a aprender una gran cantidad de habilidades interpersonales: a comunicarse de una forma más clara, a aproximarse a los demás, a expresar sentimientos positivos, a tomar conciencia de sus peculiaridades, a escuchar, a ofrecer apoyo, a autorrevelarse y a hacer amistades entre otras.
Una manera de incorporar una estructura en este escenario consiste en dividir cada sesión en una secuencia coherente de acontecimientos (primeros minutos, definición de la tarea, llevarla a cabo y minutos finales).
Otra forma de a dar estructura consiste en definir claramente los límites que rodean a la tarea, de este modo el grupo de pacientes internos parecerá menos fragmentado y más estable. Contratos claros sobre la puntualidad y asistencia al grupo, iniciar y terminar cada sesión puntualmente, no programar actividades que interfieran con el grupo, criterios claros para la participación y salida de los pacientes del grupo, instrucciones sobre la confidencialidad,… son algunas de las estrategias que ayudan a definir estos límites.
Finalmente la terapia no puede tener lugar sin que exista un sentimiento de cohesión grupal en el cambiante medio de estas unidades, así tanto la puntualidad, como la previsibilidad, las reuniones diarias, unido a la clarificación de la lógica, las metas del grupo y la orientación explícita de los pacientes hacia las mismas incrementará la cohesión grupal en el entorno de estas unidades.
La participación media de los grupos llevados a cabo se situó en torno a 13 pacientes (con un rango que oscila entre los 7 y los 18), el grupo es abierto y con una duración flexible (en torno a los 45 minutos) evitando sesiones excesivamente largas que requieran de un nivel atencional que habitualmente excede las posibilidades del paciente que se encuentra en la fase aguda de su enfermedad.
Los grupos eran conducidos por una terapeuta (Psicóloga Clínica de la Unidad) y por uno u ocasionalmente dos coterapeutas (PIR y/o MIR de Psiquiatría).

El grupo psicoeducativo

Se realizaba todos los lunes, jueves y viernes, en horario de 10,30 a 11,15 horas. Las sesiones estaban divididas en 3 tiempos tal y como se ha descrito anteriormente y se desarrollaban en círculo. La intervención psicoterapéutica iba dirigida a potenciar cuidados básicos para disminuir recaídas, pedir ayuda temprana y mejorar la calidad de vida. Los contenidos de las sesiones versaban sobre temas variados (algunos ejemplos):
• Señales de alarma y prevención de recaídas
• Factores protectores de enfermedad
• Relación entre nivel de actividad y estado de ánimo
• Manejo de la impulsividad
• Ansiedad
• Ingreso en Psiquiatría: implicaciones afectivas y cómo aprovecharlo al máximo
• Planes al alta y continuidad de cuidados
• Familia y enfermedad

El Grupo de Estimulación Cognitiva y Emocional

Se realizaba todos los martes en horario de 12 a 13 horas. Se trabajaba sentados alrededor de una mesa, con textos breves (cuentos, relatos, fábulas…) seleccionados por su contenido metafórico, facilidad de lectura y mensaje positivo. El objetivo es trabajar los recursos cognitivos y movilizar la parte emocional (afectos positivos y valores).
Los participantes leen el texto, a continuación se hace un resumen lo más literal posible y finalmente comparten, de forma voluntaria, el significado personal que para cada uno ha tenido. Se hace un cierre por parte del terapeuta en el que se rescata y connota positivamente las diversas intervenciones que han surgido en la sesión y se trata de relacionar e integrar las aportaciones con los contenidos que se trabajaban de forma paralela en los grupos psicoeducativos.

Conclusiones

Sorprende la buena acogida y el buen funcionamiento de los grupos, siendo éstos un espacio privilegiado para la reevaluación y seguimiento de los pacientes. Dada la complejidad que entraña la conducción de este tipo de grupos, la coterapia cobra especial importancia, siendo imprescindible para el óptimo funcionamiento de los mismos. Cuando los participantes se sitúan entre 10 o 12 correlaciona con un mejor funcionamiento de la dinámica grupal y favorece el mejor aprovechamiento de las sesiones.
La Terapia de Grupo es un elemento terapéutico muy importante en las plantas de agudos. En líneas generales, estos hallazgos coinciden con la mayoría de los datos encontrados en revisión bibliográfica. (Galletero J.M. y otros, 2002;Bazzoni A. y otros, 2001; Lubin B. y otros, 1999).