Alimentación durante el Camino de Santiago


Elena Gascón. Dietista- Nutricionista, Colegiada NA0254.

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Se acerca el verano y con él los distintos planes de vacaciones: playa, montaña o, por qué no, unas vacaciones diferentes. Cada año, miles de personas deciden, por distintas razones, iniciar el Camino de Santiago. Los meses de junio y julio son especialmente utilizados para este propósito. Para prepararlo existen muchas páginas web y guías con recomendaciones de todo tipo: rutas, albergues, calzado, mochila, preparación física, etc. Lo que pocos cuentan es la importancia que tiene la alimentación para sobrellevar los 800 km de peregrinación hasta el punto final.

En este sentido, casi todo el mundo conoce la importancia que tiene la alimentación para lograr un buen rendimiento en una prueba deportiva, ¿por qué entonces no tenerlo en cuenta cuando se realiza un esfuerzo mucho mayor que en nuestra vida normal? Nuestra dieta, la cantidad de alimentos consumidos y el momento de su consumo nos puede ayudar a conseguir nuestro objetivo en unas condiciones óptimas. No se trata de hacer una dieta estándar para todos los peregrinos, puesto que las necesidades difieren mucho de una persona a otra; sin embargo, sí se pueden hacer unas pautas generales que podamos aplicar y llevar cada uno a su situación personal.
Los hidratos de carbono son la principal forma de obtener energía para los músculos que se ejercitan y es fundamental tener buenas reservas de éstos en forma de glucógeno en músculos e hígado. Es importante hacer aportes frecuentes a través de la comida y la bebida para poder mantener el esfuerzo físico que nos supondrá el camino. Las proteínas son igualmente importantes, a lo largo de más de 15 días vamos a estar caminando una media de 20-25 kilómetros diarios que, probablemente, supondrán un aumento en las necesidades proteicas. A pesar de ello, conviene recordar que el consumo de una dieta equilibrada normal satisfacerá nuestras necesidades energéticas. La inclusión de una gran variedad de alimentos también asegura un consumo apropiado de vitaminas y minerales por lo que no será necesario ningún complemento alimenticio.
Otro aspecto clave es mantener una correcta hidratación. La deshidratación reduce el rendimiento y nos puede hacer abandonar antes de haber alcanzado el final de las etapas. No sólo es importante reponer líquidos al llegar al final de la jornada, sino ir haciendo pequeñas paradas en las que vayamos reponiendo los líquidos que vamos a ir perdiendo.
Respecto a las tomas, es importante recordar la máxima que oímos constantemente: el desayuno es la comida más importante del día.
No quiero decir con esto que tengamos que hacer una ingesta copiosa y abundante, pero se debe hacer un desayuno completo, que incluya lácteos, cereales, fruta o zumo y otros complementos (aceite de oliva, queso fresco, fiambres, mermelada, miel, azúcar, etc.) que nos ayude a empezar la jornada con energía. A pesar de ello, conviene recordar que caminar con el estómago muy lleno puede ser contraproducente, por ello, la comida más importante del día se hará al final de la etapa.

Cuatro recomendaciones básicas

Reparte la ingesta de alimentos a lo largo de toda la jornada. La media en realizar cada etapa son 6 horas, conviene que cada 60 ó 90 minutos se haga una pequeña parada para beber e ingerir algo que contenga hidratos de carbono de fácil asimilación. Por lo que es recomendable meter en la mochila unos frutos secos, galletas y chocolate o incluso, un poco de pan, queso y algo de embutido. Puede serte útil para hacer una comida en el caso de no encontrar un pueblo.
Huye de los alimentos que te provoquen digestiones pesadas, una alimentación más ligera te ayudará a superar cada etapa.
No cargues con toneladas de fruta. Incluye en la mochila un plátano o una manzana de forma diaria, pero recuerda que en todos los pueblos podrás ir comprando y no es necesario cargar con peso extra.
El camino no es sitio para empezar a hacer una dieta. Disfrútalo, prueba los platos típicos de cada zona sin olvidar que, la moderación y la prudencia son claves para evitar digestiones pesadas y kilos de más.