El sol pasa factura


Javier Perfecto Ejarque. Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Miembro del Comité Técnico de Zaragoza de la Asociación Española Contra El Cáncer

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El sol es tan indispensable para la vida como el agua pero ambos en exceso pasan factura para nuestra salud. Ahora en verano estos dos factores tienen gran importancia debido a que la mayoría de las personas aprovecha los meses veraniegos para disfrutar del periodo vacacional.

La falta de sol puede producir muchas enfermedades como osteoporosis, déficits vitamínicos, trastornos psiquiátricos, sobre todo depresión y alteraciones del sueño y otras más. Pero el exceso o la exposición al mismo sin protección adecuada es muy dañina para la piel.

Cada año aumenta un 10% el número de casos de melanoma el cáncer de piel más maligno y con peor pronóstico. Tomando unas sencillas medidas de protección frente al sol se podría reducir considerablemente el riesgo de padecer este cáncer de piel. El efecto dañino de la exposición inadecuada a los rayos solares tiene efecto acumulativo así que en las personas adultas pueden manifestarse los efectos de una inapropiada exposición al sol en la infancia y en la adolescencia. La piel recuerda las radiaciones solares recibidas con anterioridad.

La mejor opción para prevenir el daño solar en la piel es combinar las medidas de prevención solar con la vigilancia activa de nuestra piel para detectar a tiempo cualquier lesión sospechosa de ser maligna.

Prevenir la factura solar

No es difícil ayudar a prevenir la factura solar.
• Evitar la exposición solar entre las 12 y 16 horas , según un estudio del Observatorio del Cáncer el 42% de los encuestados señalaron esta franja horaria como la de mayor exposición al sol en la playa.
• Protegerse con crema solar adecuada, gafas de sol adecuadas, gorra y camiseta.
• Evitar a toda costa las quemaduras solares, la piel no se pone roja porque sí, el color rojo de la misma significa una reacción a una agresión dañina.
• Es aconsejable usar una crema protectora solar de un factor superior a 30 y si la piel y o los ojos son claros una protección de 50 ó más, además debe aplicarse como mínimo una hora antes de la exposición al sol, cada dos horas y después del baño.
• Evitar el uso de cabinas bronceadoras que elevan el riesgo de tener cáncer de pie. Casi el 32% de la población desconoce que la exposición a los rayos UVA favorece la aparición de este tipo de cáncer y la mitad de los usuarios de estas cabinas no utilizan ninguna medida de protección o solamente gafas.
• Protegerse también a diario fuera de playas, piscinas, ríos, nieve y campos, el 20% de los encuestados no utiliza ninguna medida de protección.

La detección precoz empieza por uno mismo

Hay una falta de percepción de riesgo en las lesiones de la piel, sobre todo en personas mayores. Además según el Observatorio del Cáncer el 85% de las personas no se ha realizado ninguna autoexploración de la piel en los dos últimos años. Si observamos un cambio de color, tamaño, forma, textura, se vuelven asimétricas, pican, sangran o parecen una herida que no llega a cicatrizar, se debe consultar con el médico de familia.

El cáncer de piel tiene un pronóstico favorable si se detecta a tiempo y por eso la autoobservación periódica de la piel es clave para hallar cualquier pequeño cambio sospechoso que pueda evaluar el médico de familia y el dermatólogo. En poco más de 5 minutos se puede observar toda la piel, para las partes no visibles basta con utilizar espejos.

Es necesario revisar toda la piel una vez al mes y si hay dudas sobre alguna mancha ó lesión hay que consultar al médico de familia.

Especial atención hay que prestar a los niños que se exponen indiscriminadamente al sol.
• Las quemaduras solares en la infancia son determinantes para la aparición de cáncer de piel en la edad adulta.
• Gran parte de su prevención depende, por tanto, de los hábitos de protección frente a la luz solar en la infancia y la adolescencia.

Hay una asignatura pendiente que es el recreo.
• Es frecuente que protejamos a los niños cuando vamos a la piscina, a la playa o al campo, y esto está muy bien, ¿pero qué hacemos fuera de estos contextos?
• Según un estudio de la Asociación Española Contra El Cáncer el 38% de los padre opina que la radiación solar durante el recreo es pobre ó nada alta y el 35% de los niños no utilizan ningún tipo de protección.
• Cuando la protección no es adecuada el sol puede ser dañino en cualquier circunstancia. El periodo escolar abarca varios mese en que la radiación solar es intensa por lo que es muy importante tomar medidas de protección durante el recreo y las clases de educación física.
• Hay que estar muy pendientes de actividades extraescolares al aire libre y excursiones a la nieve
• La protección mínima recomendada es la misma que en adultos.

Es muy importante “interiorizar” los efectos dañinos del sol.
• Aquí ocurre como con el tabaco que tenemos que insistir que los efectos perjudiciales no son inmediatos si no a medio-largo plazo.
• Los estudios indican que a partir de los 10 años disminuyen la medidas de protección frente al sol.
Los padres y los tutores tienen un papel relevante en la aplicación de las medidas protectoras frente al sol y por lo tanto en la prevención del cáncer de piel siendo fundamental protegerlos adecuadamente y educarles en hábitos de protección.

Para lograr esto es necesario tener en cuenta tres acciones clave:
• Indicar cómo protegerse y porqué.
• Estar pendientes de que no se reduzcan las medidas con el tiempo.
• Que los adultos que rodean a niños y jóvenes pongan en práctica todas las medidas de protección necesarias evitando transmitir que el bronceado de la piel no es un signo de salud ni belleza.