Fotoenvejecimiento


Dra. Concha Ros

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Inmersos en una sociedad cada vez más preocupada por su imagen corporal, por la búsqueda de hábitos y fórmulas magistrales que retrasen el envejecimiento, resulta incongruente que determinadas modas como la del bronceado, identificado como símbolo de salud y juventud, es en realidad el principal agente externo determinante del envejecimiento.

El envejecimiento se caracteriza por la pérdida de la capacidad de los distintos órganos para responder a las agresiones exógenas y endógenas. Es un proceso fisiológico, y como tal, debe ser reconocido y aceptado. Son múltiples los factores que intervienen en el envejecimiento cutáneo entre los que destacamos la edad, estado hormonal en la mujer menopaúsica, tabaco y exposición solar. Podemos hablar de un envejecimiento cutáneo cronológico o intrínseco, lo observaremos en aquellas zonas protegidas del sol, caracterizado por encontrar una piel fina, uniformemente pigmentada y con arrugas superficiales. En el envejecimiento extrínseco o fotoinducido la piel es áspera, gruesa, con arrugas profundas, telangiectasias, léntigos y aumento de tumores benignos y malignos. A esta forma de envejecer es a la que debemos hacer frente, retrasando su edad de aparición. El fotoenvejecimiento representa un deterioro gradual de las estructuras y funciones cutáneas debido a una exposición prolongada y recurrente a la radiación ultravioleta natural o artificial. Para una mejor comprensión de este complejo fenómeno y de las medidas preventivas recomendadas, es necesario recordar que las radiaciones ultravioletas emitidas por el sol se dividen según su longitud de onda en radiaciones ultravioletas A, B y C. Los rayos UVC son absorbidos por la capa de ozono, no alcanzando la superficie terrestre. Los rayos UVB, destacan por su implicación en la fotocarcinogénesis. La radiación ultravioleta A, por su mayor penetración en la piel, tiene un papel más importante en el fotoenvejecimiento, consecuencia del daño acumulado en el ADN y en sus mecanismos de reparación. Estos cambios son más intensos en individuos de fototipos claros (I,II), debido a que su piel, al producir menos melanina, está menos protegida.

La principal medida preventiva del fotoenvejecimiento cutáneo es la fotoprotección eficaz, basada en los siguientes puntos:

Evitar la exposición solar entre las 11 y las 15 horas

En la niñez y adolescencia se recibe más de la mitad de la radiación ultravioleta. Antes de los 6 meses de edad es mejor utilizar fotoprotección física (para evitar el efecto tóxico de algunas cremas fotoprotectoras). Posteriormente, la fotoprotección se conseguirá mediante el uso de cremas fotoprotectoras y vestidos adecuados y será especialmente imprescindible en niños con fototipo bajo (I,II), piel muy blanca, ojos claros, cabello rubio o pelirrojo, elevado número de nevus, antecedentes familiares de cáncer cutáneo. Como norma decir que podemos tomar el sol cuando la sombra de nuestro cuerpo es igual o mayor que nuestra estatura y nos protegeremos cuando sea menor. No hay que olvidar el riesgo que suponen el uso de cabinas de bronceado, su implicación tanto en el desarrollo de cáncer cutáneo como en el adelantamiento de la edad de aparición del envejecimiento cutáneo.

El empleo de ropas adecuadas

Las camisetas de algodón/poliéster o algodón solo, tienen un efecto protector equivalente a un índice de protección del 15. Una prenda de algodón tupida puede tener un valor protector entre un 15 y 50.

Uso de fotoprotectores

Los fotoprotectores tópicos o filtros solares actúan mediante dos mecanismos principales: la reflexión de la luz (filtros físicos). Representados por el dióxido de titanio y el óxido de Zinc. Absorción de fotones de la luz ultravioleta (filtros químicos).

La mayoría de los preparados son combinaciones de dos o más principios activos. En caso de intolerancia a los filtros químicos y en niños pequeños, se utilizan pantallas exclusivamente físicas. El inconveniente es la pérdida de la transparencia del producto dando un color blanquecino a la piel. Aquellos preparados con FPS 30 o superior son los que mejor nos protegen frente a los UVA al contener en su composición principios activos que las bloquean.

El roce, sudoración y los baños disminuyen su efectividad precisando de frecuentes reaplicaciones incluso de aquellos productos más resistentes al agua y aplicando la cantidad suficiente calculada en 2 mg/cm2.

Como complemento, han surgido una gran variedad de productos cosméticos y cosmeceúticos que no solo hidratan, sino que además tratan y previenen la piel anormal modificando su estructura y función. Nos referimos al uso de cremas hidratantes, retinoides, estrógenos, vitaminas (A,C,D y E), alfa hidroxiácidos, beta hidroxiácidos, despigmentantes y ácido hialurónico entre otros. Describimos los más representativos:

Ácido hialurónico: beneficioso tanto en la reparación de la piel como en su hidratación, atribuida a su capacidad para retener agua. Retinoides tópicos (ácido retinoico): son quizá la mejor terapia para el fotoenvejecimiento consiguiendo una mejoría significativa en la apariencia global de la piel, arrugas finas, coloración y textura. Se recomienda aplicar diariamente durante un año y posteriormente dos veces por semana. El tratamiento se combinará con el uso de cremas hidratantes, fotoprotectoras y evitar la exposición solar. Alfa hidroxiácidos: su uso se asocia a un aumento en el grosor de la piel en relación con el incremento en glicosaminoglicanos dérmicos, incluyendo el ácido hialurónico. Destacan en este grupo el ácido glicólico, láctico, málico, pirúvico, tartárico, mandélico y cítrico. Antioxidantes:las radiaciones ultravioletas, al dañar al ADN, forman parte de lo

que se ha llamado estrés oxidativo. La piel debe mantener un equilibrio entre prooxidantes y antioxidantes. Entre los antioxidantes que deben ser suplidos mediante la ingesta diaria están la vitamina C y E. En la actualidad, también pueden aplicarse tópicamente aliviando el estrés oxidativo, pero además la vitamina C estimula la síntesis de colágeno importante en el fotoenvejecimiento.

Lejos de alarmar, el objetivo del artículo que nos ocupa es informar, educar, crear unos hábitos de vida desde la infancia en función de unas recomendaciones que de forma muy breve exponemos a continuación:

  • La función de los fotoprotectores solares es la de protegernos de las radiaciones ultravioletas, pero no la de incrementar el tiempo de exposición al sol.
  • Aplicar el fotoprotector 1 hora antes de la exposición solar.
  • Evitar la exposición solar entre las 11 y las 15 horas.
  • Las nubes no filtran las radiaciones ultravioletas.
  • Usar prendas adecuadas y gafas de sol.
  • No exponer a los niños al sol. Nunca antes de los 3 años de edad.
  • El envejecimiento comienza en edades tempranas cuando se inicia la exposición a la luz ultravioleta. Es un proceso continuo y como tal, las medidas a adoptar no serán puntuales sino mantenidas en el tiempo.