La disfunción eréctil


Dr. José Luis Arrondo Arrondo

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La disfunción eréctil es la incapacidad persistente, completa o parcial, para alcanzar o mantener una erección peneana con rigidez suficiente que permita unas relaciones sexuales satisfactorias. Hoy preferimos hablar de disfunción eréctil y no de impotencia, para despejar cierto aspecto peyorativo del término.

Se trata de un síntoma producido por numerosas enfermedades que afectan al varón, pero que repercute en la pareja y el entorno, y afecta a la calidad de vida. En una sociedad falocrática es fácil entender lo que el fallo de la rigidez en el pene ha supuesto y supone de tragedia, de complejos, de vergüenzas, de sufrimientos, de déficit de autoestima y de carga social negativa. Cuando nos referimos a los fallos de erección, no incluimos las alteraciones del deseo sexual, ni los problemas de eyaculación y de orgasmo.

¿Este problema afecta a muchos hombres?

La disfunción eréctil es el fallo sexual más frecuente en el hombre y ocupa un lugar de privilegio entre los problemas de nuestra civilización. Según el estudio EDEM, realizado en España y publicado en 1999, el 19% de los varones de entre 25 y 70 años presentan este trastorno, lo que equivale, en términos absolutos, a dos millones de afectados. Se estima que lo padecen más de 100 millones de hombres en el mundo. Su incidencia aumenta con la edad (32% mayores de 40 años) y cuando se sufren determinadas enfermedades o hábitos nocivos que repercuten negativamente sobre la erección, como: diabetes, hipertensión arterial, depresión, aumento de colesterol, etc.

Causas que afectan a la erección

Existen factores psíquicos y orgánicos que afectan el funcionamiento del pene, dificultando o impidiendo la erección. Las causas más frecuentes son: problemas psico-emocionales, enfermedades, toma de fármacos, accidentes con lesiones medulares, ciertas operaciones, hábitos tóxicos y el propio envejecimiento.

  • Problemas psico-emocionales: más frecuentes entre los jóvenes. Si por herencia cultural el hombre ha basado su valía en las capacidades de su pene, en dar siempre la talla, se entiende cómo repercuten los aspectos psico-emocionales en conseguir la erección. Los fallos se pueden deber a una inadecuada educación sexual, experiencias sexuales traumáticas, problemas de pareja, inseguridad, miedo al fracaso, pérdida de la autoestima, etc. El estrés, la ansiedad, la angustia y la depresión disminuyen el deseo de mantener relaciones sexuales y, secundariamente, se altera la capacidad de erección.
  • Enfermedades: las alteraciones vasculares son las más frecuentes. Conforme avanza la vida del hombre, padecemos muchas enfermedades que pueden producir disfunción eréctil: diabetes, arteriosclerosis, hipertensión, problemas cerebro-vasculares, alteraciones neurológicas, afectación de hígado y de riñón, algunos cánceres y sus tratamientos con cirugía, radioterapia y quimioterapia, etc. Dentro de los problemas hormonales, el más común es la disminución de la testosterona u hormona del deseo sexual.
  • Fármacos: el 25% de los fallos en la rigidez se relacionan con la toma de algún fármaco. Unos 200 fármacos utilizados para tratar enfermedades muy conocidas (hipertensión arterial, depresión, cáncer de próstata, úlcera de estómago, problemas cardíacos, etc.) pueden producir disfunción eréctil.
  • Tabaco y alcohol: fumar o beber en exceso puede lesionar las arterias y los nervios del pene, impidiendo su levantamiento. El tabaco ejerce un importante papel en el desarrollo de lesiones arteriales y los fumadores presentan cuatro veces más riesgos de quedar impotentes, algunos comienzan con los fallos antes de los 50 años. El abandono de estos hábitos suele mejorar la potencia sexual.
  • Envejecimiento: este proceso natural produce cambios en la respuesta sexual del varón que condicionan su sexualidad, pero no la eliminan. Un hombre sano puede tener erecciones hasta los 90 años, nadie es demasiado mayor para disfrutar de la sexualidad. Lo importante es conocer los cambios y adaptarse a ellos: se precisa de más tiempo para lograr que el pene se ponga rígido y de una estimulación física más directa, la eyaculación es menor, etc. Con la edad disminuye la cantidad de testosterona que los varones tenemos en sangre, por lo que a partir de los 50 disminuye el deseo sexual.

¿Qué hacer cuando «querer no es poder»?

Lo primero es dejarnos de vergüenzas culturales y reconocer nuestras debilidades en materia sexual. No somos machos perfectos y nos puede fallar el pene como otros órganos del cuerpo. Si tenemos pareja, hablar abiertamente con ella, comentar las posibles causas y buscar su apoyo. Después, acudir los dos al médico de familia o a un profesional experto para contar el problema y solicitar ayuda. El especialista confirmará si existe un fallo de erección, investigará cuáles pueden ser las causas y qué tipo de terapia se aplicará. La disfunción eréctil puede indicar otras enfermedades que afectan a la salud. Con frecuencia, en la consulta de Andrología, hemos descubierto varones diabé-ticos o hipertensos. No tiene sentido sufrir este drama en silencio y tardar años en ir al médico.

Los problemas de erección tienen solución

Actualmente, casi todos los casos de DE pueden tratarse. Más del 50% de los varones que acuden a nuestras consultas ignoran que existen soluciones eficaces, otros se resignan porque opinan que el fallo se debe a su edad. Ambas ideas son erróneas. Cualquier tratamiento debe estar prescrito y supervisado por un médico o sexólogo, lo que evitará efectos indeseables. Lo primero es modificar los factores que pueden desarrollar una disfunción eréctil: tabaquismo, alcoholismo severo, medicamentos, estrés, etc. Siempre que sea posible se tratará la causa del fallo en el funcionamiento peneano, por ejemplo, con tratamiento hormonal sustitutivo, mediante la aplicación de gel de testosterona o por inyección cada tres meses, y psicoterapia especializada.

En la actualidad, la revolución han sido los tratamientos farmacológicos por vía oral. El sildenafilo (Viagra), el tadalafilo (Cialis) y el vardenafilo (Levitra) son fármacos utilizados antes del acto sexual y han demostrado su eficacia y sus escasos y leves efectos adversos. Esta terapia tiene alguna contraindicación y debe administrarse bajo control médico.

Si los fármacos orales están contraindicados, no son eficaces o no se toleran disponemos de dispositivos de erección por vacío, fármacos inyectables en el pene y, como última opción, el implante de una prótesis.

A MODO DE RESUMEN

  • Mantener una actividad sexual frecuente tiene un efecto beneficioso sobre la erección. Se evita que se atrofie por falta de uso.
  • Ante cualquier problema de erección da el paso y consulta a un médico, porque son problemas de salud.
  • La relación sexual es más que la simple erección peneana, la relación coital. Es hora de que los varones disfrutemos y hagamos disfrutar, con otras formas de placer: la mirada, el beso, las caricias, la sensualidad del roce…