La lectura es un procesamiento sensorial


Dori Callejo Óptico-Optometrista. Óptica Unyvisión

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Leer y escribir es un proceso sensorial en el que el cerebro tiene que analizar e interpretar la información que recibimos.

Para que este procesamiento sensorial funcione es necesario una adecuada visión:

  • Buena agudeza visual.
  • Los ojos han de ser capaces de trabajar en colaboración uno con otro (visión binocular).
  • Adquirir la habilidad de mover los ojos de una manera eficaz, sin saltos ni regresiones con buen campo visual.
  • Ser capaces de cambiar el foco de visión de lejos a cerca (acomodación) y viceversa. Los síntomas que pueden indicarnos un problema visual en un niño pueden ser:
  • Frotarse los ojos.
  • Utilizar del dedo para no perderse en la lectura.
  • Acercarse e inclinarse mucho para leer o escribir.
  • Pobre comprensión lectora.
  • Saltarse palabras.
  • Visión borrosa o doble.
  • Dificultad para mantener la atención.

La habilidad para interpretar la información visual es esencial en la lectura, para que el niño comprenda lo que lee y pueda identificar letras y números.

Destacamos las siguientes capacidades:

  • Discriminación visual para ver pequeños detalles.
  • Adecuada memoria visual para recordar la información.
  • Desarrollo adecuado de la lateralidad y la orientación espacial.
  • Coordinación ojo mano e integración visuomotora para establecer la escritura.

Los principales signos que pueden tener los niños con bajas habilidades de percepción visual son los siguientes:

  • No recordar la información visual (localizar la misma palabra en un texto…).
  • Inversiones en letras y números.
  • Baja comprensión lectora.
  • Mala escritura.
  • Confundir palabras.
  • Dificultad para orientarse en el espacio (derecha-izquierda, arriba-abajo…) y en el tiempo.
  • Le cuesta recordar secuencias (dias de la semana, tablas de multiplicar) y realizar series.

Para detectar un problema visual que esté afectando al aprendizaje es necesario realizar una valoración optométrica que determine la eficacia visual y la percepción del niño, habilidades esenciales para que la lectura funcione.