Medicamentos de alto riesgo


Beatriz Bonaga Serrano, Mercedes Gimeno Gracia, Tránsito Salvador Gómez. Facultativo especialista de área de Farmacia Hospitalaria. Pilar López Mallén. Supervisora de Enfermería. Pilar Arrabal Torcal. Jefa de sección administrativo. Servicio de Farmacia, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa

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Los errores de medicación y sus consecuencias negativas asociadas, constituyen un grave problema de salud pública. En este sentido, es fundamental que tanto profesionales como pacientes tomemos conciencia de la importancia de su conocimiento, notificación y prevención.

Cuando estos errores se producen en medicamentos de alto riesgo las consecuencias pueden ser potencialmente graves. Es por eso que, dentro del ámbito hospitalario, se recomienda aplicar intervenciones integradas en la práctica clínica diaria con el fin de conseguir un uso adecuado de estos medicamentos.

Definición

Los medicamentos de alto riesgo son aquellos que presentan una probabilidad elevada de causar daños graves o incluso mortales cuando se produce un error en el curso de su utilización. Esta definición no indica que los errores asociados a estos medicamentos sean más frecuentes, sino que en caso de producirse, las consecuencias para los pacientes suelen ser más graves.
Por todo ello, los medicamentos de alto riesgo han de ser objetivo prioritario de las recomendaciones o estrategias de mejora de la seguridad del paciente.

¿Qué farmacos se consideran de alto riesgo?

El Institute for Safe Medication Practices (ISMP), llevó a cabo en los años 1995-1996 un estudio en 161 hospitales con objeto de conocer los fármacos que eran más proclives a causar acontecimientos adversos en los pacientes. La conclusión obtenida fue que estos medicamentos eran un número limitado, por lo que fue en este grupo de fármacos donde se centraron las intervenciones de mejora. Esta lista se ha ido actualizando durante estos años en función de los nuevos errores de medicación graves que han sido notificados.
La última lista publicada por el ISMP y adaptada a los medicamentos disponibles en nuestro país por el ISMP-España se recoge en la Tabla.

Prácticas seguras

Dentro del ámbito del uso seguro del medicamento, diferentes organizaciones y agencias internacionales recomiendan instaurar prácticas seguras encaminadas a reducir los errores de medicación. En relación a los medicamentos de alto riesgo, el National Quality Forum incluyó en el 2010 entre sus 34 prácticas seguras prioritarias, la implantación de procedimientos estandarizados con tales medicamentos. Asimismo, la Joint Commission incluye, dentro de sus National Patient Safety Goals elaborados en 2003, el control de los medicamentos de alto riesgo. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud incluyó entre las nueve medidas establecidas en 2007, el control de las soluciones concentradas de electrolitos.

Prevención de errores de medicación con medicamentos de alto riesgo

En el ámbito hospitalario, el sistema de utilización de medicamentos es complejo. Con el fin de prevenir la aparición de errores de medicación, se hace necesaria la implementación de varias prácticas de seguridad en cada una de las etapas de utilización del medicamento.
Las instituciones sanitarias deben identificar estos medicamentos, establecer procedimientos para su manejo seguro en todos los procesos asistenciales, evaluar los procedimientos instaurados para grupos de medicamentos específicos y tomar medidas concretas de reducción de riesgos.
El ISMP propone diversas estrategias para reducir las posibles consecuencias derivadas de los errores en la utilización de estos medicamentos:
a) Estrategias generales
• Reducir la posibilidad de que los errores ocurran: Estandarizar los medicamentos de alto riesgo disponibles en los hospitales, limitar el número de presentaciones almacenadas (diferente dosis, concentración y/o volumen).
y retirar o limitar las existencias en los botiquines de las unidades asistenciales.
• En caso de que el error llegue a producirse, éste debe ser informado con inmediatez a fin de evitar que alcance al paciente.
• Minimizar las consecuencias de los errores.

b) Estrategias específicas
• Identificación de medicamentos de alto riesgo. Revisión de especialidades disponibles en el hospital. Los medicamentos de alto riesgo deben estar bien definidos e identificados.
Con el fin de evitar errores ocasionados por similitud fonética o isoapariencia, se deberá revisar periódicamente los medicamentos de tales características disponibles en la guía farmacoterapéutica. En ese caso, puede ser necesario valorar sustituir la especialidad, almacenarla en un lugar distinto o bien incluir etiquetas adicionales que permitan su diferenciación.
• Protocolos y hojas preimpresas. Disponer en el hospital de protocolos sobre normas de correcta prescripción y recomendaciones específicas que insten a evitar el uso de abreviaturas y prescripciones ambiguas. Esta práctica reduce la variabilidad y complejidad de los procesos, ya que permite su estandarización.
Las hojas de prescripción preimpresas ayudan en la prescripción de los medicamentos más habituales protocolizados en situaciones concretas.
• Incorporar alertas automáticas. Establecer alertas de dosis máxima, interacciones farmacológicas, etc. para favorecer el uso seguro de medicamentos de alto riesgo.
• Estandarizar la dosificación.
• Favorecer el acceso a la información.
• Educación a los pacientes. Informar al paciente acerca de los errores potenciales que pueden causar los medicamentos de alto riesgo y proporcionarle los medios necesarios para favorecer el uso seguro de los mismos. (Clara y sencilla explicación del tratamiento, información escrita al alta, etc.).
• Emplear técnicas de doble chequeo. El doble chequeo debe limitarse a los distintos procesos en la cadena de utilización del medicamento donde se produzcan errores con más frecuencia.
• Centralizar la preparación de mezclas intravenosas de medicamentos de alto riesgo en el servicio de Farmacia.
• Aplicar barreras que ayuden a eliminar o reducir la posibilidad de que se produzcan errores. Un ejemplo de ello sería eliminar las ampollas de cloruro potásico concentrado de los botiquines de planta, evitando de esta manera su posible inyección intravenosa accidental.

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