Mi casa, mi refugio

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En nuestra cultura, “mi casa”, donde vivo, es lo que me aporta seguridad, protección, donde he podido criar a mis hijos, he recibido visitas de mis amigos/as, de mi familia o donde he disfrutado de esos momentos de soledad buscada y deseada, de paz y tranquilidad que, a veces, resulta imprescindible para nuestra salud.

Pero, ¿es mi casa un lugar cómodo y seguro? Se trata una cuestión importante sobre la que hay que reflexionar.

Todos deseamos continuar viviendo en nuestra casa. Es muy importante para mantener una buena calidad de vida. En ella está contenida parte de nuestra vida. Nos hemos identificado con nuestro pueblo o ciudad, con nuestro barrio, con nuestros vecinos, amigos, tiendas, rincones y cómo no, con nuestros recuerdos.

Pero si queremos seguir viviendo en nuestra casa, tenemos que hacer de nuestro hogar un lugar más seguro, más cómodo y más saludable. Es importante que la casa donde vivimos se vaya adaptando a nuestras nuevas necesidades. Con esto conseguiremos vivir más a gusto, evitar riesgos y, por tanto, ser más independientes, y durante más tiempo.

Mi casa más saludable

No hay nada como tener la casa limpia y ordenada. Lo conseguiremos si somos capaces de desprendernos de las cosas que ya no necesitemos y que probablemente molestan.

Es importante la higiene: para cocinar, lavarse antes las manos, tener bien limpios los utensilios de cocina (cuchillos, perolas, sartenes… así como bayetas y demás trapos que usemos).

Hay que ventilar suficientemente, no es aconsejable ni demasiado calor ni demasiado húmedo. Ventilamos la casa en horas de más sol en invierno y más fresquitas en verano. Consigamos un ambiente agradable a nuestro alrededor, y esto pasa siempre por un ambiente limpio.

Mi casa más cómoda

Quizás necesitemos adaptar la vivienda para hacernos la vida más fácil. También puede ser útil disponer de algún pequeño aparato que nos facilite tareas cotidianas. Si tenemos dudas de cuál es el más adecuado, podemos consultarlo con los Servicios Sociales o con el personal del Centro de Salud.

Por ejemplo, para la ducha es relevante utilizar aparatos que nos den seguridad, como asideros para entrar o salir sin miedo a resbalarnos. Fíjense que he dicho ducha, no bañera. Asientos para el aseo, alfombrillas antideslizantes. Hay muchas opciones.

También hay muchos instrumentos adaptados para tareas cotidianas como pelapatatas, abrebotellas, cubiertos especiales, calzadores para medias o calcetines, para abrocharnos camisas, hasta escobas eléctricas o los robots que barren solos la casa.

Tenemos que examinar nuestro hogar y ver las dificultades que puede ocasionarnos en el día a día. Existe una solución para cada una de ellas.

Mi casa más segura

La casa debe de ser un lugar seguro, independientemente de la edad que tengamos. Pero si estamos en una edad avanzada, la seguridad es aún más importante, ya que un pequeño accidente puede acarrearnos consecuencias graves para nuestra salud.

El cuarto de baño es uno de los lugares más peligrosos de las casas. Procuremos que sea seguro para evitar resbalones.

La casa deberá estar bien iluminada. Es recomendable sustituir las bombillas por las de bajo consumo (LED), que nos aportarán muy buena iluminación y ahorrarán electricidad.

Evitemos tropezarnos con alfombras. Si no las usamos mejor, pero si las tenemos, que estén perfectamente sujetas al suelo. No debemos colocar muebles u objetos (decorativos o no) por donde nos movemos habitualmente.

Utilicemos el bastón, el andador, muletas o todo aquello que aumente nuestra estabilidad al caminar.

Pidamos ayuda para determinadas tareas. Por ejemplo, para las limpiezas más exhaustivas o de zonas de difícil acceso (alto o interior de los armarios, cristales). La Trabajadora Social del Centro de Salud o de la Unidad de Barrio nos orientará sobre la obtención de ayudas en el caso de que nos podamos recurrir a familiares o no dispongamos de medios económicos.

En todo caso, debemos evitar subir a taburetes, sillas o escaleras para acceder a lugares elevados. Pueden suponer caídas con consecuencias fatales.

También es aconsejable que tengamos siempre a mano un teléfono de emergencia, o de familiares o del servicio de Teleasistencia por si debemos recurrir en algún momento. La teleasistencia, si pasamos tiempo solos, nos dará tranquilidad.

En general, en la vivienda hay peligros que hemos de prevenir. Por ello, no debemos fumar en la cama, hay que encender la luz para levantarse, no conviene cerrar con pestillo el cuarto de baño o tampoco bloquear la puerta exterior de la vivienda dejando las llaves puestas. Son dificultades añadidas en caso de emergencia.

Finalmente, si no es posible tomar todas estas medidas en el propio hogar, es interesante buscar otras alternativas, como los Apartamentos Tutelados, que le van a permitir alargar su vida independiente.