Varices


Dr. José Manuel Jiménez

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Las enfermedades que afectan a las venas son las más frecuentes dentro de la patología vascular y, de hecho, aparecen en un 35 % de la población trabajadora.

Las enfermedades de las venas consisten en un mal funcionamiento de las mismas, cuya consecuencia inmediata es la dificultad del retorno de la sangre hacia el corazón y un aumento de la presión dentro del sistema venoso. Este aumento de presión en venas es lo que condiciona los síntomas de la insuficiencia venosa y lo que produce, en último término, la aparición de las varices.

Las varices consisten en una dilatación anómala de las venas superficiales de los miembros inferiores, y son sólo una manifestación más de la enfermedad venosa.

Causas

No se puede hablar de una única causa que produzca la insuficiencia venosa, sino que, como casi todo en Medicina, deben confluir un determinado número de factores para que haya una cierta probabilidad de tener una enfermedad venosa.

Uno de los factores más conocidos es la herencia familiar, y otro el sexo femenino, siendo la incidencia de varices cinco veces mayor en mujeres que en hombres. En esto último hay una predisposición hormonal y también influye el número de embarazos. Por último, el actual estilo de vida, con tendencia a la obesidad y a permanecer largos períodos de pie o sentados también aumenta las posibilidades de padecer una enfermedad venosa. Tampoco es conveniente la exposición solar prolongada o el contacto habitual con agua muy caliente.

Todos estos factores condicionan una destrucción o un mal funcionamiento de las válvulas que dirigen la sangre hacia el corazón, hecho particularmente importante en las piernas, donde la sangre tiene que vencer la fuerza de la gravedad en su camino ascendente. La afectación de las válvulas entre los sistemas venosos profundo y superficial van a causar la aparición de cordones venosos en las piernas, ampliamente conocidos como varices.

Síntomas

La principal manifestación de las varices es su aspecto. Puede variar desde grandes venas dilatadas hasta pequeños capilares amoratados con una zona central de la que parten venas como las patas de una araña (de ahí el nombre de “arañas vasculares”). Esta dilatación de las venas puede afectar a una vena superficial principal o a las ramas de la misma. Las varices siempre se ven, puesto que afectan a venas externas; de ahí que la frase “mis varices son internas” sea un error, y se pueda estar atribuyendo una causa venosa a unos síntomas que dependen de alguna otra enfermedad. Además del defecto estético, la presencia de varices a menudo se acompaña de pesadez de piernas, hinchazón de los tobillos y más o menos dolor. También son relativamente frecuentes los calambres y el picor. Todos estos síntomas son más frecuentes en épocas calurosas y son prácticamente inapreciables por la mañana para ir aumentando en intensidad a lo largo del día.

En fases muy avanzadas, las varices pueden acompañarse de lesiones cutáneas hiperpigmentadas e incluso úlceras. La presencia de varices, asimismo, supone un mayor riesgo de padecer una tromboflebitis superficial, cuadro muy molesto pero que, afortunadamente, no reviste gravedad.

Tratamiento

Es muy importante la prevención, intentando hacer ejercicio físico de modo habitual y evitando permanecer mucho tiempo parado de pie o sentado. En caso de que esto último sea imprescindible, es conveniente hacer pequeñas flexiones de los pies de modo repetido para activar la circulación de retorno.

También es conveniente el uso de calzado con la suela lo más plana posible, porque la presencia de un tacón alto impide la normal contracción de los músculos de la pantorrilla y de la planta del pie, y esto dificulta el drenaje venoso.

Por último es esencial tener un buen control del peso.

Si ya han aparecido varices, hay que tratar éstas y sus síntomas. Para tratar la pesadez de piernas, el dolor, la hinchazón, etc. deben usarse unas medias de compresión elástica que contrarresten el aumento de presión del sistema venoso y obliguen a la sangre a retornar hacia el corazón; asimismo, el uso de fármacos venotónicos asociado a las medias, alivia sensiblemente la sintomatología de las varices.

Por último, el tratamiento de las varices es variado. Aunque hay excepciones, generalmente la cirugía es eficaz para el tratamiento de varices de gran calibre, aunque también se tratan con éxito con espuma; por lo contrario, las varices de menor calibre son más difíciles de tratar quirúrgicamente y la mejor opción es la esclerosis o el tratamiento con láser. El tratamiento de las varices es ambulatorio o con un tiempo mínimo de ingreso, y la recuperación suele ser bastante corta.

Una vez tratadas las varices por el medio que sea, es importante continuar con un adecuado estilo de vida, incluido el uso de medias de compresión, puesto que se ha tratado una manifestación de la enfermedad venosa, pero ésta continúa presente. En caso contrario la sintomatología permanecerá inalterada o aumentará, y del mismo modo la probabilidad de que vuelvan a aparecer varices en otras venas será mayor.